4 jul 2018

"Violencia doméstica": el análisis de la Lic. Cora Renard

En mayo de 2017 el relato "Violencia doméstica" obtuvo la primera mención en el Certamen Literario de Prosa y Poesía "Prof. Oscar Grandov" del Rotary Club de San Genaro. Me perdí la entrega de los premios porque me encontraba de viaje. Pero hace poco tiempo tuve el gusto de conocer personalmente a la Lic. Cora Renard (*), quien actuó como jurado de ese certamen. Ella me acercó el siguiente análisis crítico del cuento, que elaboró en esa oportunidad. Es tan elogioso, que para mí vale también como premio.  


1ra. mención: Violencia doméstica

La literatura subversiva es aquella que rompe con los cánones establecidos, que muestra diferentes formas de resolver las cosas. En realidad toda literatura es subversiva, de una u otra forma.
      Luego de nacer con el viejo que contaba historias alrededor del fuego, la literatura entonces hace un salto de atleta y se convierte en subversiva, en peligrosa, en un arma potencial que puede llevarnos a nuevos mundos y despertar los sentimientos más variados en el lector, pero que también puede descomponer, destruir, desarmar y desangrar  los falsos valores. En sus manos está hasta la posibilidad de deconstruir  el pensamiento, reformar ideologías.
¿Qué se desarma en este cuento? Una gramática del cómo debe ser, de cómo se debe construir un discurso, con sus párrafos, sus apartados, sus oraciones perfectamente separadas con sus puntos aparte o seguidos, sus puntos y comas, sus comas. Aquí nada de eso se encuentra. Hay como un fraseo con una respiración cortada. Hay casi la misma desarticulación entre la lengua y el personaje que la emplea. Ambos se han corrido de sus carriles y surge-entonces- la pregunta acerca de quién tiene la culpa: si el sujeto o el objeto de la historia (si nos adelantamos a los hechos, la opción es: o el autor fracasado o la obra que se resiste a ser creada). 
El cuento es un monólogo interno extenso que subvierte la forma escrituraria pues se amolda al fluir de la conciencia. El monólogo interior es una técnica literaria con la que se reproduce en primera persona los pensamientos de un personaje, tal como brotarían de su conciencia.  Por eso la falta de signos de puntuación que obligan a un tipo de lectura acelerada, que deja sin aliento. La incorrección del lenguaje hecha ley con un objetivo estético. No es la subversión por la insurrección misma.
El cuento presenta un discurso de un único hablante frente a un interlocutor que aparece nombrado como  Cacho, el amigo comprensivo que recibirá una confesión aparentemente encuadrada en lo que dice el título: violencia doméstica. Así, el protagonista se despacha con lo que es su vida con los problemas cotidianos en el trabajo, con un Ramírez insoportable, la realidad de tener que mantener a una familia, el esfuerzo que eso significa, la comprensiva incomprensión de los chicos (valga la redundancia). La literatura, por más recursos que use, siempre tiene el mismo objetivo: exponer una realidad que no es ajena a ninguna persona. No hay una obra literaria que esté desligada de la realidad de su tiempo, de su momento. Y tanto el tema de la violencia familiar como el de los avatares para sostener a una familia parecen reflejar, como en un espejo, el contexto que nos rodea.
Sin embargo, el cuento nos reserva una sorpresa. Para lograrlo el autor debió echar mano a una ambigüedad que le permitiera jugar con la indefinición de quién será  “la quemada”. El empleo de los pronombres: “no la aguantaba”, “ya no la podía ver”, “que ésta iba a ser la mejor, distinta” permiten armar dos campos semánticos que deben tener puntos en contacto: la mujer (la del protagonista) y el campo referido al tema novela (que es la que resulta ser quemada, en la revelación final). Ambas son femeninas: la mujer/ la novela, ambas exigen el esfuerzo de dedicarle atención, ambas, por esa atención y exigencia, terminan por cansar.
El cuento tiene una vuelta de tuerca al final que resulta sorpresivo. Es la cuota de humor que requiere el deslizamiento del relato. Porque los hechos vienen “pesados”
 Si uno piensa en que en todo cuento hay dos  historias ¿Cuál sería la historia que subyace en este juego narrativo de confundirnos cuando nos hace creer que habla de una cosa cuando en realidad habla de otra? Considero que por debajo habla del difícil acto de escribir. No es fácil afrontar la escritura de una novela. Como dijera José Iglesias: “El secreto para afrontar el folio en blanco es trabajo, trabajo y trabajo. A la famosa musa hay que recibirla con bolígrafo y papel, o frente al teclado, probando, reflexionando, corrigiendo, descubriendo. La inspiración frente a las olas del mar, por ejemplo, está muy bien, pero luego hay que bregar con el tono, los ritmos, la tensión, el tiempo verbal, la voz narrativa, los personajes, el discurso… «Bajar a la mina y picar», como dijera Philip Roth. Y decisiva es la sinergia entre fondo y forma”.
Hay que combatir ímpetus, equilibrar, saber cuándo, cómo y qué destruir antes de crear. Y para eso hace falta tiempo, dedicación, trabajo. Si se claudica ocurre lo que le pasa a este personaje que ha quedado trabado y no puede continuar. ¿Quién es-entonces- la verdadera protagonista de esta historia?  No es otra más que la literatura que habla sobre sí misma a través de uno de sus ejes: el autor.

(*) Cora G. Renard es Licenciada y Profesora en Letras, Máster en Ciencias del Lenguaje y Máster en Literatura para niños. Ha sido docente, coordinadora de talleres literarios, directora de tesis, asesora de proyectos e integrante de jurados, entre otras actividades. Ha publicado artículos sobre lengua y literatura en revistas varias y especializadas, y el libro "Isadora Duncan. Esa hemosa levedad" del cual es autora. Obtuvo varios premios literarios.



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